
Nadie contempló como yo tus rizos,
Los hoyuelos en tus mejillas,
Y tus sonrisa alegre…
Nadie cercó los bordes de tu corazón,
Con una palabra,
Y puso un túnel eterno para que pase el tiempo,
Y así nunca tener que te pronunciarme sobre tu belleza.
Nadie sembró rosas rojas
En las terrazas de tu alma,
Y fue dejando aromas de amor,
En las huellas de tu vida…
Nadie, simplemente nadie…
Solo yo, en noches estrelladas,
En lunas de mi mundo,
En conversaciones eternas...
Nadie, simplemente nadie...
Solo yo,
Reconoce tu belleza interior,
Te adoro, preciosa…
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